Común Presencia Editores, 2008.
120 p. ; 21 cm. - (Colección Los conjurados No. 36)
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Carátula
Detalles editoriales del libro
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Zuleta Ortíz, José, 1960
Emprender la noche: antología I José Zuleta Ortiz.
Bogotá: Común Presencia Editores, 2008.
120 p. ; 21 cm. - (Los conjurados; 36)
1. Poesía colombiana I. Tít. II. Serie.
Co861.6 cd 21 ed.
AIl57788
CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango
Colección Los Conjurados
Dirección editorial: Amparo Osorio, Gonzalo Márquez Cristo, José Chalarca
Emprender la noche
Derechos reservados @ José Zuleta Ortiz
E-mail: josezuletaortiz@gmail.com
Obra pictórica @ Viviana Angel
ISBN 978-958-8418-01-8 Primera edición 2008
Concepto gráfico, diseño y diagramación: Común Presencia Editores
Tel: 571- 2550478, 346 5677 . Cra. 10 No. 65 - 77 Piso 4 . Bogotá, D.C. Colombia
E-mail: comunpresencia@yahoo.com , http://coleccionlosconjurados.blogspot.com/
El libro: http://coleccionlosconjurados.blogspot.com/2008/05/jos-zuleta-ortiz.html
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He aquí un libro diferente y a un poeta diferente. Por un don inestimable, a José Zuleta se le ha permitido hacer propia la magia natural de las cosas, sin artificios, ni retóricas intelectuales, que es lo que suele suceder entre nosotros. A sus poemas, claros, sensuales, espléndidos, aferrados a pequeños rituales y percepciones repentinas para repetirse a uno mismo como una oración, los mueve la gracia de quien confía a los sentidos y al poder de la belleza inmediata toda indagación en el mundo. Creyente, pues, de un orbe físico, más que de uno ideal, donde la abstracción no cesa de escamotearnos todo instante verdadero, logra que este hermoso libro resuma olor, color, emoción y goce. ¡Celebre el hecho de estar vivo!
Es, en últimas, el itinerario de quien, animado por un aliento silvestre, adánico, conserva aún la inocencia y el asombro naturales que, a los demás, por una razón u otra, nos han sido arrebatados por el diario trajín.
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ILUSTRACIONES
Pintora invitada Viviana Ángel
http://www.colarte.arts.co/recuentos/A/AngelViviana/recuento.htm
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POEMAS
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EMPRENDER LA NOCHE
Surges entre el tumulto
y llenas mis ojos de luz.
En el pecho algo aletea
como un ave reciente
en la mano de un niño.
Abre tu mano y suéltame
mejor juega, corre,
mírame otra vez,
la última antes de cruzar.
Ya sin ti el corazón libre
querrá viajar, ser
o emprender la noche.
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Sobre la pintora Viviana Ángel
Página 100 del libro
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En la revista de Poesía PROMETEO Nos. 81-82 de Julio 2008
correspondiente a las MEMORIAS del
XVIII Festival Internacional de Poesía de Medellín
se publicaron dos de sus poemas:
El poeta José Zuleta Ortiz fue invitado a este Festival. Alguna información sobre esta participación en: Varios , http://jozulor-varios.blogspot.com/
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RESTAURACIÓN
fuego donde se cocinan los días
mansa estación
amparo de intemperies
en su luz restaurada
florecen las palabras
Sobre frescas baldosas
nuevos pasos pasan
la brisa doméstica en el patio
entretiene la tarde
están en el hombre
las pisadas de arroz de la torcaza
las manos del muchacho
son de música
la voz de Pablo conoce
los zócalos bermejos
y las blancas alturas encaladas.
La casa, mansa estación
de horas serenas
de olvidos y fulgores
de llegadas tardías…
la razón oscila
abraza desvaríos la mañana
tal vez la lluvia escampará en el patio
tal vez el sol riegue las flores,
al fondo
una jaula vacía
una sombra asustada
entretanto
................................................ A Horacio Benavides.
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RENEWAL
Ship where dreams are traveling
fire where days are cooked
peaceful station
shelter from rough weathers
the words turn to bloom
under renewed light
new steps are stepping
on fresh paving tiles
the home breeze in the courtyard
are within the man
the hands of the boy
are made of music
Pablo's voice knows
the red foot of the walls
The house, peaceful station
of serene hours
of oblivion and glare
of late arrivals. . .
Reason oscillates
the morning embraces a folly
the rain might cease in the afternoon
perhaps the sun will water the flowers,
in the background
songs are heard,
the empty cage
a frightened shadow
in the chest
a heart touches silk.
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La muchacha va a la visita conyugal
lleva un tesoro oculto en su vientre
después de ser sellada
pasa la primera puerta,
manos de centinela la tocan
le miran los pechos,
revisan sus nalgas, requisan su sexo,
La dejan seguir…
Llega a la segunda puerta.
Pronuncia el nombre de su hombre,
él viene por ella.
En la celda sacan de su adentro
una sustancia exquisita.
La fuman… retozan
Él la sella con sus labios
mira sus pechos,
las manos que aguardaron la tocan
revisa sus nalgas, requisa su sexo
traspasa la puerta, pronuncian sus nombres,
algo se libera.
La muchacha sale de la visita conyugal,
no sabe que lleva un tesoro oculto en su vientre.
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Del libro: Mirar otro mar ( http://jozulor-mirar.blogspot.com/ )
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Aquí, mientras arde la noche
comprendo: sólo fui
un tripulante más
de tu espléndido cuerpo
que viaja a la deriva.
Caminamos por calles tumultuosas, una mujer policía irrumpe en un uniforme de hombre de armas. Sobre la cintura, al lado de sus caderas magníficas, el revolver de acero pavonado. Del verde oliva emerge un cuello esbelto, de los lóbulos penden zarcillos que danzan al vaivén de una coquetería marcial. Arriba, coronándola, unas pinzas rebrillan sobre la penumbra del cabello lustroso. Adentro de las botas de campaña, la belleza triunfa sobre el disfraz de guerra.
Seguimos...
Vemos una escalera en el aire, empieza tres peldaños arriba del suelo y termina 23 escalones más arriba entregando en el descanso del aire. Tal vez sea la escala de Jacob, o quizás, adosada a la ruina, quiera decirnos que todo ascenso es inútil.
La pintora me lleva, tomado de la puerta de su templo conduce mis pasos por la ciudad que hierve, para no extraviarnos nos tomamos de los ojos.
Al fondo del paseo está la catedral. Restaurada, despojada de las limosnas, de los bazares, de las dádivas que la empañetaron, que vistieron su sólida verdad con torpes decorados. Al fin desnuda, muestra su génesis, de barro que resistió los soplos del aire y el baile de la tierra. Arriba en la techumbre, bosques de cedro negro cierran la cubierta de la nave. Allí navegaron la gratitud y el silencio, allí las plegarias tripularon la altura. Salimos a la plaza: Bolívar también desnudo huye a todo galope. En la calle sólo quiero ver a mi guía, que me aloja en su risa.
De regreso alcanzamos el barrio y en la calle que asciende, un hombre de Agua Clara, vende el fruto cerrado de la tarde. Compramos zapotes, como nosotros: carne dulce y color aún intactos.
Hace años
las ardillas viajaban
de la costa atlántica
a la costa pacífica,
de rama en rama
sin bajar al suelo.
Era cuando los árboles
estaban tomados de las manos
jugando a la ronda de los bosques.
Ahora que has subido a la alta ventana
donde con letras negras se escribe nuestra suerte,
deja que la memoria sea feliz al buscarte,
jugando a contener las líquidas imágenes
que aparecen y huyen por el torrente claro.
En la dura colina de la infancia
rastreo algunas luces donde aún permaneces.
Gracia, canción,
sustancia de las fiestas.
La prisa de tus ojos acecha la belleza,
sabes atrapar las criaturas cuando ven tu alegría.
Así como los ojos de la yegua en la noche,
puedes ver el camino que transito en tinieblas,
¿dónde la luz y dónde
la penumbra?,
la memoria resbala...
¿En qué ventana de la alta noche florecerás ahora?